Estoy acabando el proyecto - bueno, lo llevo acabando un mes, y otro mes que me queda para acabarlo - y tras esto ya tengo decidido el siguiente paso: irme. Largarme. Hacer la maleta y probar en otro país. Dejarme de prejuicios y dejarme de peterpanadas. Hacerme mayor.
Han operado a mi padre por un tumor que le detectaron, a tiempo, por pura suerte, en un riñón. Anda él con un riñón menos. Por ello no fui al Primavera Sound este año. Por un lado me dio enorme pena: es un evento social, vuelves a encontrarte con gente en pantalón corto, camiseta, cerveza con vaso de plástico, música estupenda de fondo y un cigarro en la mano - si cabe en esta descripción. Por otro me encontraba en casa, picando código, testando código, y aliviado. Desestresado. Como si me hubiera quitado un enorme peso de encima al empezar a quitarme festivales, sin tener que caminar día y noche y sufrir al no poder saludar a gente. Al poder salir y volver a la hora que me apetecía, y sentarme en la barra del bar de siempre. Estoy envejeciendo.
Esta semana he anulado el Sonar. Pensaba anularlo por mi padre, para estar con él, pero no, él está bien. En realidad es que no me apetece lo suficiente para gastarme un dinero que necesito. Tengo que cortar festivales. No puedo, no puedo permitirme 3 días de día y noche, unos 300 euros o más entre comidas, transportes y demás (o el doble, si tiro de AVE), y en realidad tengo que ir acostumbrándome a que la vida de joven acaba. Ha durado pocos años (en realidad sólo fue a partir de 2007 cuando empecé a gastarme el dinero en lo que realmente quería) pero es que la cuenta atrás está aquí, al lado. La estoy viendo. Tiene forma de plan de pensiones, hipoteca, futuro, y la imagen de la gente más mayor que yo que conozco.
Me han convencido para ir a Londres. Me asusta mucho, muchísimo, de mezcla de terror y bajona, y me asusta mucho, muchísimo, porque lo estoy viendo como el plan de futuro, en piso con moqueta con un alquiler absolutamente loco y ejerciendo de IT con gente que no entenderé demasiado bien. Que Dios me pille confesado.
Me estoy poniendo hermoso, tras 6 meses de gimnasio. He perdido peso, he ganado altura, y crujo alguna cervical más de lo que estaba acostumbrado. Me da la impresión de que todo esto es más masturbación que otra cosa, pero aquí estoy, durillo y con más bracito, y haciendo la maleta.
El siguiente paso al "miedo al fracaso paralizante" es el pánico absoluto cuando has tomado una decisión, que lo sepáis.