martes, 22 de septiembre de 2009

Cómo se siente uno un año después con las portátiles




Uno cuando empieza a tener un poco de comodidad con el dinero empieza a comprar cosas absurdas, cosas innecesarias que en realidad no hacen ni la menor falta para entretenerse o para la felicidad. Bueno, el concepto de felicidad en sí me parece gilipollas, así que dejémoslo en satisfacción inmediata. Dentro de esas cosas absurdas el premio gordo se lo llevan los gadgets. Y llevamos varios años con mucha consolita y mucho cacharro, a los que en principio miraba por encima del hombro, y al final acabé comprando los dos exponentes. Como frikón que lleva taitantos años con estas tecnologías, os comento experiencias:


- Nintendo DS

Hay dos elementos en esta consola que dan desconfianza: el hecho de tener una pantalla táctil, con lo que choca eso con jugar en el metro, y la poca capacidad gráfica. Y el aspecto infantiloide del catálogo. Bien, lo que da la portátil de nintendo no tiene mucho que ver con eso, sino con algo más sencillo que ya traía de tiempos de la Game Boy Advance: es una consola dirigida al jugador nostálgico, que recupera estética y jugabilidad de cosas hasta entonces olvidadas.

Me explico: es cierto que la DS se vendió con el Nintendogs (que, a todo esto, es un juego magnífico y una auténtica virguería técnica) y ahora con libros de cocina, pero el grueso del catálogo son juegos de rol a la antigua usanza, de mucha estadística, turnos, y dificultad endiablada, estrategia por turnos y wargames, aventuras estáticas a lo japo, plataformas, shoot’em ups... Es auténtico amor por la historia del videojuego de 8 y 16 bits lo que ve en lo mejor del catálogo. La cosa llega al paroxismo en el metajuego “Retro Game Challenge”, acerca de falsos juegos de NES que deben acabarse un par de chavales de vacaciones veraniegas. ¿El 3D? Malo, bastante malo. ¿Las 2Ds? Las aprovechan con facilidad títulos sencillitos con muchísimo colorido. Pero que nadie espere aprovechamiento de todas las posibilidades, porque es poco más que una mezcla entre la SNES y la N64 en cuanto a tecnología. Sin embargo, sólo por el hecho de tener unos Castlevanias tan bien diseñados, pasatiempos tan cuidados como el Picross, un Mario tan bueno como el que sacaron para ésta consola, y esos cantos al frikismo que son los Etrian Odyssey – entre otros – hacen que el bicho valga la pena. Aparte de un diseño hermosísimo de la lite que recuerda a las game&watch.

Ahora: es bastante frágil. La pantalla superior me ha durado apenas un año y medio antes de empezar a tener problemas con algún cable y se ve todo como cuando se te estropeaba el tubo del televisor y se veía rojizo. Sí, que le dabas un golpe a un lado y se volvía a ver bien. En ese plan. Y la pantalla táctil también empieza a fallar, o sea que tiene fecha de caducidad. Por otro lado casi ningún juego aprovecha el micrófono o la conexión inalámbrica (o internet) para multijugador.

Consejo: no os pilléis la DSi, que no tiene compatibilidad con GBA, y la compatibilidad con GBA es una chulada la mar de grande.



- La PSP

La primera que salió, la más potente, la que más prometía, y la que reunió cagadas importantes de Sony en cuanto a decisiones estratégicas, tecnológicas y de diseño. La primera fue el formato UMD, esos pequeños discos infernales que gastan una barbaridad de batería y que se usaban para las películas (carísimas) y los juegos sobredimensionados. La segunda fue el memory stick, ese formato que usa Sony para desmarcarse del estándar de micro sD y que es más caro y más lento. La tercera fue la ausencia de un segundo mando analógico que hace que el bicho se quede corto para cierto tipo de juegos. Lo cual tampoco diría mucho, porque el catálogo es generalmente malo, muy malo, torpe, con unas excepciones muy contadas y realmente excepcionales (Mercury 1 y 2, Patapon 1 y 2, Locoroco 1 y 2, Lumines, los Wipeout, God of War, algún rpg como Star Ocean y casi para de contar). ¿Qué ventaja tiene? Una pantalla maravillosa, auténticamente magnífica, clara, perfecta, alucinante, ideal para ver películas. Posibilidad de convertir películas y llevártelas por ahí. Y de por sí, no mucho más, porque escuchar mp3 con la consola no me parece muy útil, y los plugins de gps o de cámara me parecen una chorradita...



CON UN POCO DE AZÚCAR

Ambas consolas ganan bastante si se las consigue modificar para meter software propio y, bueno, claro, posibilidad de meter otro tipo de software. Vamos, comprar un cartuchito en el caso de la DS y machacar el firmware en el caso de la PSP, cosa más o menos sencilla según la versión de la consola, la novedad y demás (cuanto más nuevas, menos sencilla es la cosa). ¿Cómo ganan con añadidos?

La DS tiene la ventaja de meter cienes de juegos en una tarjeta, tanto de DS como de GBA, aunque aplicaciones propias no tiene demasiadas (un visor de comics .cbr, un lector de txt, un navegador Opera, y un formato propio de video bastante chusco). En cuanto a emulación, sorprende la velocidad con la que se ejecutan los juegos de Neo Geo, pero por lo general la emulación es de sistemas modestos: el emulador de Spectrum es practicamente perfecto. Y entre un hermoso simulador del Flashback en Amiga y del Another World en GBA, ya soy practicamente feliz.




La PSP tiene más chicha: la emulación, aunque a veces flaquea (Mame y Neo Geo van bastante mal) está bastante más avanzada y funciona bastante mejor, con cosas para Spectrum, Mega Drive, Snes, C64, GBA, un port muy hermoso del Star Control 2 (Ur-Quan Masters), una versión de ScummVm que se ve muy hermosa en esa pantalla, e incluso un Dosbox que funciona con cosas antiguas. Pero también un reader muy completo, un navegador integrado, y compatibilidad casi completa con los juegos de la playstation (el problema es el segundo mando analógico). Y sobre todo, en cuanto empieza uno a usar la Memory Stick en vez de los UMD, la cosa usa muchísimo menos batería.

Lo que hace de la PSP un cacharro memorable es, insisto, la pantalla. Y en cuanto uno se baja un programa adecuado, poder convertir tus series y películas para llevártelas de viaje se convierte en una opción recomendadísima y envidia de los pasajeros vecinos. Si Sony hubiera hecho algo para que estas cosas no dependieran de usuarios manitas, muy seguramente la consola hubiera sido un éxito sin precedentes.

¿Conclusión? Cada uno de los bichos sirve para algo distinto, aunque ambas cumplen con su función de portabilidad. La DS tiene juegos muy buenos, entre los que destaco, por ejemplo, los Phoenix Wright, Picross, Puzzle Quest, el Zelda, el Mario, Nintendogs, los Castlevania, Dragon Quest IV... pero más allá de los juegos no hay mucho por dónde sacar. La PSP tiene algún juego magnífico, pero merece la pena por el resto de añadidos (mola una barbaridad sacar en el metro la PSP para jugar al Jet Pac).



En definitiva, ambas sí me han conseguido hacer una persona ligeramente más feliz, pero tampoco son cacharros imprescindibles. Ahora, que lo de la DS para cocinar y lo de la PSP como gps me parece la forma más torpe ever de intentar vender una consola.


Las nuevas versiones de ambas, por cierto, me parecen torpes como poco. Si alguno está interesado, que se haga con una "lite" de ambas.



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