jueves, 27 de octubre de 2011

Global Communication en el Teatro Infanta Isabel


La época dorada de festivales y conciertos que nos ha tocado vivir ha tenido consecuencias tan agradecibles como la vuelta a los escenarios de bastantes grupos que creíamos retirados en sus casas de campo, ya sean Sonics, ya sean Pulp. Pero recientemente han sido las formaciones de electrónica las que han decidido volver, aunque fuera para recuperar lo que más orgullo les da de sus creaciones durante los 90, probablemente la edad de oro del género (aunque sea en popularidad), como ha ocurrido con Leftfield. Mark Pritchard y Tom Middleton no han parado desde que dejaron de producir temas como Global Communication, el segundo variando entre el house y el ambient, y el primero tocando practicamente todos los palos posibles, pero supongo que ambos mirarían con nostalgia el disco que les mitificó entre los aficionados, “76:14”, y por ello quisieron hacer una gira del tipo “performs”. Lo cual fue una excelente noticia para los aficionados al grupo.

En el Teatro Infanta Isabel, un marco fabuloso para este tipo de concierto, fue donde Global Communication dieron el segundo directo en el país tras el paso del Sónar, y esta vez englobado en las actividades de la Red Bull Music Academy. Tras un telonero que tuvo la mala fortuna de ser ubicado en el bar del teatro y con un volumen bastante bajo, comenzaron Pritchard y Middleton de la misma forma que comenzaron su directo en el Sónar: interludio de “comunicación global” y adelante con el 4:02, sucediendo a ésta la parte estrictamente ambient del álbum, a veces con alguna variación y con visuales generalmente atractivas con motivos espaciales, alienígenas, biológicos, geométricos. Es todo un flashback disfrutar de algo que suena tan a los 90, cuando las portadas de la electrónica tenían siempre motivos de ciencia ficción, cuando todo podía aún ir a mejor, cuando el ambient y la new age no eran mayoritariamente una parodia de sí mismos.

Sin embargo, y seguramente sea por mi calidad de enamorado de sus producciones lo que me hace mucho más exigente, creo que hay varios puntos discutibles en su puesta en escena. Las visuales, desplegadas en un par de pantallas convexas en ángulo recto, tapando a los autores de la música, sólo podían verse bien desde bien lejos y bien centrado en la sala. El repertorio sólo cubría la mitad del disco al que se hace homenaje, dejándose en el tintero cualquier apunte funk, downtempo o electro que tiene éste, y apuntes que son vitales en su perfección, ya que la gran virtud de 76:14 es precisamente el equilibrio entre los sonidos e influencias (Vangelis, Larry Heard, Chicago, Detroit...) a través de una secuenciación bien cuidada.

El resto del concierto tuvo uno de sus remixes del “Blood Music” de Chapterhouse (“Epsilon Phase”, remix de “Love Forever”), que me volvió desear una vuelta de Chapterhouse a los escenarios de la península, y un par de temas que se encontraban en el segundo disco de la reedición de 76:14 : el estupendo “Incidental Harmony”, con ecos del IDM de Warp más clásico, y el reconocido tema house “The Way (Secret Ingredients mix)”, que para quien escribe no es precisamente lo mejor del repertorio de esta pareja artística.

Pero incluso con estos puntos negativos el concierto era, simplemente, imprescindible. Es una muestra de la riqueza de un tiempo y lugar de la música electrónica, con un álbum en cuyo género reina junto con lo mejor de The Orb, KLF, Mixmaster Morris o Jonah Sharp, es una oportunidad única de ver la creación de ambient en directo, y el recinto que acogió este evento no podría haber sido mejor. Añádase a esto el público más educado que ha tenido la capital en muchísimo tiempo, y queda una experiencia irrepetible, de viaje cósmico a tiempos mejores, que pocos de los asistentes vamos a poder olvidar. Si tenéis la mínima curiosidad por este estilo de música, no os los perdáis la próxima vez que presenten este disco.

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